Una vuelta de rosca. Fin de ciclo. Gastar a cuenta.
A pesar de que el ejercicio estaba vencido, los ediles
aprobaron el presupuesto 2016, pero en noviembre; luego, el Ejecutivo hizo un
veto parcial, en seis artículos; y el Concejo, en sesión extraordinaria, el 22
de diciembre pasado, rechazó el veto pero reglamentó la ordenanza y terminó en
una nueva, muy diferente al proyecto inicial.
El secretario Parlamentario, Miguel Ángel Saucedo, llegó al
Palacio Municipal para revisar la norma y escuchar las objeciones. Al final, el
secretario del Concejo terminó ajustando detalles con el asesor del Ejecutivo, José
Luis Buxeda.
El Ejecutivo sostiene dos puntos sobre el resultado de la
sesión extraordinaria, el 22 de diciembre, puesto que la normativa tuvo nuevas
modificaciones y fijó límites que lesionan la función del intendente Miguel
Mukdise.
¿Cuáles son los puntos en discordia?
El Ejecutivo interpreta que el Concejo Deliberante viola la
división de poderes, o cae en un presunto abuso de poder. Porque el intendente
está para accionar, esto afirman, y en el caso de los planes de la Nación, el
Legislativo quería que sea consultado para conocer los guarismos.
El Concejo quiso hacer un efecto tenaza con el presupuesto,
pero debe ser más ágil en la recolección de información; trabajar con el
Tribunal de Cuentas Municipal; y, en caso de irregularidad, visitar más la
justicia.
Segunda observación. La intendencia explicó que el Concejo
debió aceptar o rechazar el veto parcial del intendente; esto es lo correcto.
Sin embargo, hicieron un cambio que desorientó al Ejecutivo.
Los ediles rechazaron el veto, pero volvieron a modificar la
ordenanza que aprobaron en noviembre de 2016. Aquí radica el abuso de poder.
Lo correcto debió ser de esta manera: los ediles rechazaban
el veto parcial y se debía aprobar una resolución legislativa. El intendente
debía aplicar el presupuesto con los artículos vigentes o aprobados, pero el gasto
estaba hecho y llegaban las fiestas de fin de año.
Se discute la ordenanza que autoriza el gasto al cerrar el
ejercicio. Y todos los artilugios legales quedan como a destiempo. Sin embargo,
hubo un acuerdo para darse la mano.
No todo es grito y enojo.
El Ejecutivo envió tardíamente el presupuesto, en septiembre
de 2016, cuando debió ingresar con fecha límite en abril. La demora perjudica
al intendente, pero los ediles deben ser coherentes con el gasto público y
exigir con tiempo el cumplimiento normativo.
La tardanza de los ediles, o la torpeza, favorece al
Ejecutivo.
El presupuesto es el plan de gobierno para el año en curso,
son las acciones y medidas que aplicará, por ello debe estar aprobado al inicio
del ejercicio, pero siempre existen problemas: tal vez porque están peleados
con la economía, no se sabe qué hacer, y los ediles no saben o les cuesta controlar.
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