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Barajar y dar de nuevo

Pasó un año. El día más triste para Gerardo Zamora.

Por Aldo Bravo

Hace un año exactamente la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictaba una medida cautelar por la cual suspendía las elecciones a gobernador y vice de Santiago del Estero -22 de octubre- que debían realizarse el 27 de octubre de 2013. Dicha medida judicial obedecía al hecho de que, inconstitucionalmente, la jueza civil Andrea Suárez en primera instancia y el Superior Tribunal de Justicia provincial, luego, habían dado luz verde a una nueva candidatura del exgobernador Gerardo Zamora, la tercera en forma consecutiva, lo cual está expresamente prohibido por la Constitución Provincial. Conocida la noticia, los partidos que integrábamos el Frente Amplio por el Socialismo realizamos una presentación ante la Justicia Electoral Nacional -tenía a su cargo todo el proceso electoral porque también se elegían senadores y diputados nacionales- en la que solicitamos la suspensión de las elecciones en todas las categorías que se había convocado haciendo hincapié en que las boletas electorales que se utilizarían, y contenían las categorías de gobernador y vice cuya elección había sido suspendida.

Gerardo Zamora, en el Senado.
La presentación que hicimos fue rechazada sin más trámite, por lo que decidimos hacer una marcha que finalizó frente a la Casa de Gobierno, donde hicimos uso de la palabra para denunciar el atropello que iba a consumarse pocos días después. Se votó de manera totalmente irregular e ilegal, ya que la propia Corte Suprema sugería suspender los comicios -incluso contrariando hasta el sentido común porque había una categoría de candidatos que las autoridades de mesa no debían escrutar, ya que el Código Electoral Nacional reza, entre otras disposiciones, “el voto no podrá contener elementos extraños”. Por supuesto que las boletas electorales contenían una categoría extraña que no se elegía, lo que entrañaba sin duda alguna una cuestión que pudo haber devenido en la impugnación de los comicios. Es decir, nuevamente Santiago del Estero era noticia por ser tierra arrasada en materia de respeto a las normas electorales.

Sólo tres días después el frente gobernante proclamaba la fórmula Ledesma Abdala-Neder y convocaba a elecciones para el 1/12/2013, sin aguardar el fallo definitivo sobre la cuestión de fondo de la Corte Suprema, reconociendo implícitamente sus mentores la ilegalidad de la petición formulada desde el año 2010 para eternizar a Gerardo Zamora en el sillón de calle Rivadavia. La improvisación de la fórmula proclamada era evidente y traía a la memoria los peores recuerdos de la etapa juarista –Carlos Arturo Juárez-, por lo que varios dirigentes del Partido Socialista decidimos impulsar la conformación de una fórmula única merced a una alianza de todos los partidos de la oposición.

La idea de una sola fórmula se apoyaba en un breve programa de puntos que hacían centro en el respeto irrestricto a las instituciones republicanas, nuevamente violentadas desde el poder de turno. El intento no cuajó porque varios actores que referencian a algunos partidos opositores no estuvieron a la altura de lo que demandaba ese histórico momento de la realidad santiagueña. No se comprendió que por primera vez, después de la interminable noche juarista, aunque sea por la actuación de un órgano ajeno a nuestra jurisdicción provincial, se establecía un freno al autoritarismo tan característico en Santiago del Estero.

Un año después
El momento institucional que transcurre nuestra provincia confirma todos los malos presagios que podían temerse a partir de los hechos relatados. Inocultables fracturas en el frente que gobierna; obscena utilización de cajas negras para financiar el clientelismo electoral y nulo cumplimiento de las leyes que establecen espacios en televisión y radio, así como aportes para la impresión de los votos; legisladores que sólo responden a sus ambiciones personales; diputados electos por un sector político que cambian de bloque sin ponerse colorados y mostrados como trofeos de guerra por sus cooptadores; ausencias injustificables de las máximas autoridades de la Provincia; evidente crecimiento patrimonial meteórico de grupos ligados a las gestiones provinciales y municipales; militantes rentados que salen a pintar consignas para un futuro lejano e incierto para la mayoría de los que habitamos este territorio; gobernantes acusados públicamente de delitos privados; reaparición de dinosaurios políticos que aprovechan el amontonamiento para ‘blanquearse’ nuevamente; campañas electorales pagadas con recursos públicos a candidatos de utilería para dispersar el voto opositor; proliferación de sellos partidarios alquilados al mejor postor por los paracaidistas que buscan una beca legislativa o ejecutiva; intendentes y comisionados municipales que exigen obsecuencia a sus representados para resolver algunos reclamos por asuntos de la gestión; control absoluto de los medios de comunicación convertidos en boletines oficiales al servicio del Gobierno y consecuente invisibilización de los candidatos opositores; discriminación de la ayuda oficial a las instituciones intermedias de acuerdo a su sujeción o no al poder de turno; aumento inusitado de la inseguridad en todos los ámbitos lo que resulta potenciado por la falta de profesionalismo de las fuerzas encargadas de combatir el delito, entre otras cosas.

A todas estas situaciones se suma: la caída estrepitosa de los salarios reales ubicados entre los más bajos del país; altísimo desempleo juvenil que condiciona severamente la posibilidad de un presente y un futuro cierto para miles de ellos; imparable éxodo desde vastas zonas de la geografía provincial por falta de oportunidades laborales; falta de obras de infraestructura vial para satisfacer el crecimiento geométrico del parque vehicular con el dramático incremento de muertos y lisiados por accidentes de tránsito; tráfico de influencias en las reparticiones que manejan temas sensibles como la adjudicación de viviendas, etc.

Por supuesto, sabemos que muchas de estas asignaturas pendientes no se pueden achacar solamente a la gestión provincial de la última década. Sin embargo, estamos convencidos que nuestra provincia ha recibido cuantiosos fondos nacionales que fueron destinados a obras públicas que no eran prioritarias para generar lo que debe ser el objetivo principal de un gobierno democrático, es decir, administrar para que todos tengan acceso a los bienes y servicios básicos que dignifican a las personas. En otras palabras, asumir el desafío de democratizar la salud, la educación y la cultura, la vivienda familiar, el derecho a la propiedad de sus posesiones ancestrales, un ambiente sin contaminación y la protección de los recursos naturales, por ejemplo.

Pregunto: ¿En qué medida aporta a satisfacer estas demandas la construcción de torres gigantescas que aumentan la concentración peatonal y vehicular? Esto colapsa los servicios ya deficientes desde hace tiempo; un autódromo y un aeropuerto en Las Termas de Río Hondo; un paseo ferroviario que arrasó con una reserva autóctona como el Jardín Botánico; moles de cemento, y hospitales carentes de insumos básicos y profesionales bien remunerados; gastos millonarios en pirotecnia y contratación de faranduleros en forma permanente durante todo el año.

En conclusión, lejos de haber encaminado hacia una salida de los grandes temas irresueltos de la agenda provincial, se ha dejado pasar una gran oportunidad para empezar a edificar un nuevo Santiago con justicia social y democracia plena. Por ello resulta imprescindible la participación de nuevos actores que contribuyan a oxigenar la vida pública recuperando la ética como elemento indispensable para soñar con un destino que dé cabida a todos nuestros comprovincianos.

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